Entrevista a El Maizal — Cooperativismo
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Estuvimos charlando con Agustina Silombra, Daniel Almada y Gerardo Borras sobre su trabajo dentro de la cooperativa de diseño y comunicación “El Maizal”. También conversamos sobre el abordaje estratégico que tienen de la comunicación, priorizando los valores del cooperativismo desde la perspectiva de la economía social y solidaria.
-Para comenzar, nos gustaría que nos cuenten quiénes son y sus roles en el Maizal.
AS- Soy Agustina Silombra, soy comunicadora social, egresada de la Universidad de Quilmes. Me egresé en el 2011, así que trabajo hace muchos años como comunicadora. Estoy en la Cooperativa desde el inicio. Mi rol está mutando a uno más comercial, también hago redacción y diseño de estrategias de comunicación junto a Gala, otra compañera de la cooperativa que es de Letras. Actualmente, somos siete en la Cooperativa. También tengo un rol administrativo y ocupó el cargo de Presidenta de la Cooperativa.
GB- Tenemos funciones múltiples, por ejemplo, hace dos semanas se hizo un rodaje y Agus participó activamente en eso, trabajando sobre los guiones.
AS- Sí, también soy productora audiovisual. Es que sí, somos un equipo interdisciplinario. Por ejemplo, soy comunicadora pero estoy orientada a todo lo que tenga que ver más con lo audiovisual, entonces, cuando salen rodajes -que es uno de los roles que más me gustan hacer- hago la producción audiovisual de eso. Como ofrecemos muchos servicios (porque, obviamente, estamos capacitados para eso), todos hacemos muchas cosas. También soy fotógrafa, o la que filma, y si hay que hacer sonido, hago sonido; pero mi rol principal es ser comunicadora. Ahora por ejemplo, estoy editando fotos, pero no es lo que hago habitualmente (risas).
DA- Soy Daniel Almada, estoy en la Cooperativa desde el año 2014, soy diseñador y en términos administrativos soy Secretario de la Cooperativa. Dentro de mis tareas como diseñador me dedico mucho a la ilustración, al diseño editorial, pero como las cuentas que tenemos son muy variadas hay que hacer de todo. Si bien somos tres diseñadores gráficos, cada uno tiene su perfil particular. Además soy docente en la UNLP en una cátedra que es “Integración cultural”, que sería una especie de historia, abordada desde el arte y el diseño.
GB- Soy Gerardo Borras y al igual que Daniel ambos estudiamos en la UNLP y también damos clases en esa universidad.
En el 2008 empecé a diseñar, hice mis primeros trabajos como diseñador freelance. Como docente llevo seis años dando clases en la cátedra C de Diseño en Comunicación Visual de la Facultad de Artes.
En el trayecto personal, siempre estudié tipografía e hice capacitaciones de diseño tipográfico: desde conocer la historia hasta diseñar letras. También hago lettering, aunque no frecuentemente, ambos oficios se desarrollan en algunos casos. Por ejemplo, hacemos en ocasiones la tipografía para el logo de un cliente, tal vez no hacemos todo el sistema pero sí diseñamos el logotipo que queremos, un tono específico de voz. Esa es la parte que podés llegar a comercializar. También acá [en la Coope] hago diseño relacionado a lo tecnológico cómo webs, apps y todo lo que vincule el diseño a pantallas digitales.
AS- También, en la Cooperativa, tenemos una línea de capacitaciones en las que Dun está dando los talleres de diseño gráfico y en la que diseñamos varias capacitaciones destinadas a emprendedores de la economía social y solidaria.
DA- Si, doy un taller de diseño gráfico en un barrio de Quilmes, en un Centro de Formación Profesional.
-¿Esto también es parte de uno de los proyectos especiales de la cooperativa?
AS- El año pasado empezamos a abrir esa línea de capacitaciones e inscribimos algunos proyectos para capacitar emprendimientos de la Economía Social más ligados a comunicación, al diseño, a herramientas digitales. Y a partir de ahí fueron saliendo proyectos en los cuales vamos rotando según la especialidad profesional de cada uno.
DA- Por ejemplo, hace poco estuvimos dando una en el Club de Emprendedores de la UNQ, el taller era sobre herramientas digitales para la autogestión.
-Por lo general los emprendedores necesitan esas herramientas y las capacitaciones que existen son muy caras o poco accesibles…
DA- Claro, esta serie de capacitaciones está más vinculada a eso. Entonces hay distintos ejes, de diseño, comunicación en redes sociales, relato de marca, fotografía de producto, etc.
AS- Son cinco encuentros y en cada uno vamos trabajando cada una de las herramientas. Y al final ellos terminan teniendo una carpeta con la estrategia de comunicación de los emprendimientos y, en el proceso, van viendo cuestiones en sus redes sociales.
-¿Para esos cursos los contrata la Universidad de Quilmes o la Municipalidad?
AS- Eso es un proyecto de extensión universitaria en el cual nosotros somos coordinadores operativos, tenemos varios proyectos así en los cuales articulamos con la Universidad Nacional de Quilmes. Este, el de las herramientas para redes sociales, es un proyecto que habíamos preparado en un momento en el que estábamos en una crisis económica y pensamos que las capacitaciones podian ser una salida laboral. Para nosotros está bueno porque además nos garantiza cierta convocatoria y a los que van les dan un certificado por la universidad.
-¿Y el que realizaban en el Barrio de Quilmes?
DA- En realidad, lo regulaba la Provincia de Buenos Aires, la Dirección de Escuelas articulando con la Secretaria de Empleo de la Municipalidad de Quilmes, porque está destinado a jóvenes que participan de algún programa de ayuda social. Tienen como condición para seguir haciendo ese programa capacitarse en oficios.
-¿Podrían contarnos cómo fue que se originó la cooperativa? ¿cuál fue el contexto?
AS- Nosotros decimos que la historia de la cooperativa tiene dos nacimientos, tuvo un primer nacimiento legal, del cual quedé yo sola del grupo original. El primer nacimiento, en realidad, comienza como un proyecto de extensión universitaria de la Universidad de Quilmes que se llamaba “CAyE Popular”, con un grupo de compañeros de comunicación hacíamos alfabetización popular y empezamos a ir a una fábrica recuperada que se llamaba, ahora no existe más, pero se llamaba “Frigocarne Sin Patrón”, en esa fábrica recuperada empezamos a alfabetizar a los trabajadores. Esto fue en el 2008.
A raíz de empezar a trabajar ahí, el Presidente de esa cooperativa, el Vasco Huidobro, que era un periodista y filósofo que estaba metido en el mundo de las cooperativas, nos comenta que necesitaba gente para laburar la comunicación interna y externa. Empezamos a trabajar y en un momento determinado, nos plantea si queríamos empezar a hacer los trámites para tener nuestra propia cooperativa. Empezamos a realizarlos en el 2011 y la matrícula recién salió en el 2012, pero el grupo de trabajo se disolvió porque tardó mucho tiempo en salir.
En 2013, nos juntamos un grupo — que somos los que ahora estamos — para filmar un corto que se llama “Verde”, que fue nuestro primer corto de ficción. Nos juntamos y vimos que el grupo funcionaba y les dije: “Miren, esta es la matrícula, si queremos la podemos regularizar y empezar a trabajar como cooperativa”. Y así fue, así empezamos. Es medio raro porque por lo general primero se forma el grupo y después viene la legalidad.
Después, nos presentamos para un subsidio que se llamaba “Manos a la obra” para la compra de equipamiento, que pertenecía a Ministerio de Desarrollo Social. Y en ese momento, que fue en el 2014 o 2015, eran 350 mil pesos que era muchísima plata, impensado para nosotros en ese momento, así compramos un montón de maquinaria.
Nos dimos cuenta que necesitábamos un espacio de trabajo. No podíamos tener la máquinas sin funcionar y por eso alquilamos nuestro primer espacio que fue en Ranelagh. Así empezamos a funcionar un poco más como empresa y a tener horarios de trabajo rotativos. Después se suma Dun, en el 2014, y en ese mismo espacio se forma otra línea dentro de la Cooperativa, una línea más cultural que se llamó “Choclo Cultural”.
Ahí, en Ranelagh, estuvimos dos años. Decidimos mudarnos al centro de Berazategui, la decisión fue porque sentíamos que en Ranelagh no podía llegar tanta gente al espacio cultural y que si estábamos en un lugar más céntrico iba a ser un poco más accesible y con más espacio.
Después en el 2018, cuando nos pusimos a hacer previsiones económicas, nos dimos cuenta que siempre el Maizal como cooperativa de trabajo bancaba al espacio cultural que era El Choclo, y el esfuerzo que nosotros hacíamos- porque nos encantaba el espacio cultural- era demasiado y estábamos muy cansados como para poder seguir haciéndolo. Entonces decidimos suspender ese proyecto y abocarnos de lleno en la Cooperativa. En realidad, son lo mismo, pero decidimos enfocarnos más en el proyecto laboral-comercial.
-Nos imaginamos que debido a las distinta crisis que se sucedieron en estos últimos años tuvieron que priorizar de alguna manera las actividades…
GB- Sí, para nosotros significaba venir el lunes e irnos el sábado a las 5 am. Dependiendo el proyecto, si estábamos trabajando en un proyecto audiovisual era trabajar hasta cualquier hora y al otro dia era venir al centro cultural y también quedarse hasta cualquier hora…
DA- Llegó un momento en el que los trabajos de la cooperativa empezaron a requerir cada vez más dedicación en cuanto tiempo, entonces, hubo que priorizar.
AS- Igual, en un principio, era mucho más flexible el horario de trabajo y ahora estamos siendo más estrictos.
-¿Trabajaron antes en estudios de diseño en la industria privada o en otros sectores diferente al cooperativo?
DA- Trabajé en imprentas y bastante tiempo freelance, tuve un paso por el área de Comunicación pública de la Municipalidad de Berazategui y en el 2015 me empecé a dedicar 100% a la cooperativa.
-¿Notan diferencias entre trabajar para un privado o en el sector público con trabajar en una figura como una Cooperativa?
DA- Sí, o sea, en el sentido de la toma de decisiones, por ejemplo, es totalmente opuesto. Bueno, vos Gera, trabajaste en un estudio de diseño…
GB- Sí, trabajé en un estudio tradicional muchos años. Aunque anteriormente tuve experiencias freelance vinculadas a la Universidad Nacional del Noroeste y en otra oportunidad al Ministerio del Interior.
El en estudio donde trabajé posteriormente te asignaban los proyectos, te decían qué hacer y eran las mayoría de las veces intermediarios con el cliente, algo que acá no pasa: sabés lo que quiere el cliente porque hablás con él de manera directa, hacés una interpretación de eso. No es que tu jefe te dice: “Hay que hacer una aplicación de tal cosa”.
A veces un cliente viene con la intención de hacer su Web y nos damos cuenta que, o no dispone del presupuesto para hacerla como la pensó, o no es la solución que necesita. En ese sentido, trabajar en el marco de una cooperativa, más cerca del cliente, te permite reconfigurar totalmente la solución. Podés plantear de una forma totalmente honesta que le puede salir mucha plata cuando en realidad necesita es otra cosa.
-¿Te pasaba que un jefe te decía que tenían que hacer un determinado producto y en realidad el cliente no lo necesitaba?
GB- Frecuentemente, las mayoría por un mal diagnóstico, esta es otra diferencia en cómo tomamos la problemática planteada por el cliente en El Maizal.
-¿En la cooperativa trabajan todos con el mismo cliente?
DA- Se mantiene un vínculo con el cliente, y eso está repartido. Pero a la vez proyectos que son amplios los manejan más de una persona.
AS- Cuando pensamos la estrategia comercial nos dimos cuenta que lo que nosotros queríamos era poder ofrecer a los clientes un servicio interdisciplinario. Y quizás también nuestro diferencial, con otros espacios, es que tenemos profesionales en diseño y en motion graphics, lo que hace que la animación esté diseñada además de animada, por lo que todos trabajamos un poquito en todo, pero en realidad hay responsables.
GB- Lo que pasaba un poco cuando me sumé, es que Agus estaba en un rol más de coordinación, se comunicaba con el cliente y después nos contaba los trabajo. Con el tiempo fuimos buscando la forma de romper con eso porque una sola persona no puede recibir toda la carga de la demanda del cliente, que son miles. Por eso hicimos un poco de distribución, para alivianar su trabajo y también para que el resto del equipo participe activamente de esos vínculos. Es re difícil estar como mediador intentando entender lo que pasa con un proyecto..
AS- Este último año hicimos una reorganización y ahora todos sabemos de todos los proyectos. Los jueves tenemos una reunión de trabajo y contamos el status de cada proyecto. Además, todos los meses tenemos asambleas, ahí charlamos de cuestiones más profundas. Un poco lo que sucede es que al no haber un jefe, nosotros absorbemos todos esos problemas. Esas tensiones intentamos alivianarlas en esa reunión para que no nos colapse.
DA- También suele pasar que cada uno se hace responsable, se carga al hombro algún cliente en específico o algún laburo, pero las soluciones se buscan entre todos.
AS- También hablamos de los casos de éxitos no solo de las cosas que nos colapsan.
DA- Sí y quizás en los entornos de trabajo más verticales se alienta mucho a la competencia de trabajadores, entonces todo el tiempo es ver quien cumple más o quien hace mejor su trabajo para llegar a otro puesto. Ese tipo de cosas que acá nada que ver. No hay puestos que alcanzar ni jefes con los que hay que quedar bien. Te quita una presión re grande.
-¿En qué juego entra la comunicación en la cooperativa, siempre va acompañada del diseño? En su pagina dice que hacen una comunicación integral, queríamos saber cómo es eso desde los proyectos que tienen.
GB- No hay ningún proyecto que no tenga esta relación de comunicación- diseño permanente. Puede haber casos eventuales en donde la resolución es muy pragmática, sólo unos casos específicos. Pero, por lo general, todos los trabajos los abordamos desde la comunicación.
Analizamos generalmente la estrategia que, de hecho es una estrategia de comunicación y puede ser de diseño, que a su vez es audiovisual y comercial. Es como hablábamos, cuando vienen con un problema, automáticamente estamos pensando en soluciones para eso y no necesariamente en piezas gráficas específicas como “listo, esto se resuelve con una Web”, una cosa así. O, si es una web, pensamos qué tipo de web, hasta dónde desarrollar para que cumpla sus funciones y que le sobre algo de plata para que haga otra cosa que también forma parte de la solución a la problemática identificada. Focalizar en hacer una estrategia más integral y no todo en una sola pieza que tal vez es efectiva pero queda desconectada del resto de las acciones.
DA- Todo el tiempo pensamos al diseño como parte de una planificación más integral desde la comunicación.
AS- De hecho, esa misma postura la llevamos a las capacitaciones, lo que siempre intentamos es que los emprendedores tengan una mirada crítica sobre su propia comunicación y la piensen integralmente, no solamente desde las palabras que van a usar, sino también desde las imágenes fotográficas, desde la iconografía, distintos elementos que forman parte de un sistema de identidad visual. Y que eso tenga una coherencia, es lo que nosotros intentamos transmitir. Creo que un poco lo logramos porque siempre vemos que en las capacitaciones salen los emprendimientos con un montón de mejoras de comunicación.
-¿Cuál es su opinión con respecto a esta figura del diseñador /comunicador que se ocupa de no solo de diseñar, sino también de analizar los hechos culturales en los que se desarrolla su trabajo y actuar de manera positiva en la sociedad?
GB- El diseño es comunicación pero también es un montón de cosas a la vez, creo que es la misma mirada que le aplicamos, por lo general, a la vida. Cuando nos presentamos o hablamos de proyectos siempre pasa lo mismo, a todos no solo nos atraviesa el espacio cultural, sino que coincide que casi todos tenemos algún proyecto cultural por fuera también.
Yo no divido el proyecto que tengo, que es medio música teatral, con el rol del diseño. Tengo la mirada del diseño ahí, un poco más atravesada por lo musical, pero es la misma mirada con la que vengo acá y también le aportó al trabajo de diseño. Tal vez existe un rol más activo, de producir cierto tipos de piezas, como un fanzine.
DA- Un poco también se iba canalizando todo esto de no ser solo diseñadores para el mercado, sino canalizar esas inquietudes más artísticas y más sociales desde la gestión de un espacio cultural.
GB- No era tener solo el espacio y que la gente venga. Se producía con un objetivo, es decir: “Esto que traemos aporta de alguna manera”.
DA- Exigía toda una planificación de la curaduría de montar una muestra como el hacer un ciclo de bandas, de cine, de poesía. Nuestra labor como estudio de diseño y comunicación siempre estuvo atravesada por estas otras cosas. Mismo nuestro perfil personal o individual, no es por casualidad que decidimos organizarnos como una cooperativa en vez de hacerlo como una empresa tradicional. Siempre vino como desde una militancia particular de cada uno en diferentes ámbitos, fue medio ineludible pensar el diseño desde una perspectiva más social.
AS- Quizás para completar lo que dicen los chicos, nosotros somos cooperativa también por una decisión política, de hecho fue una discusión esto de lo comercial y lo social dentro de la cooperativa. Si había que hacer proyectos que nosotros estuviéramos ideológicamente de acuerdo o si también teníamos que vender nuestros servicios como cualquier estudio de comunicación y diseño.
La resolución de eso fue que nosotros tenemos que vivir también, podemos hacer un montón de proyectos que nos gusten pero también necesitamos una pata un poco más comercial. Comercial digo pero no quiere decir que lo social no tenga ese componente.
Pero sí tenemos que poder llegar a un punto de equilibrio económico en el que vivamos todos. A mi me parece que está re bueno también tener ese tipo de cliente netamente comercial porque da otra perspectiva.
-¿Cuáles consideran son los desafíos que encuentra al trabajar de esta manera en Argentina?
GB- Hoy todavía tenemos como cosas residuales que no nos convencen, como tener que quedarnos un montón laburando o discutir por cosas que no estamos ideológicamente de acuerdo con clientes.
Sí tenemos como desafío que los proyectos tengan cada vez más carácter social. Por ejemplo, trabajamos con una asociación civil y todas las cosas son súper motivadoras. O el trabajo con Cambá, una Cooperativa tecnológica que tiene una mirada muy parecida de la realidad, donde encontramos un punto de encuentro, aunque es un trabajo comercial también.
DA- Después, el tema es ir adquiriendo cierta estabilidad, para que no termine siendo como si fuéramos siete u ocho freelancers pasando las mismas incertidumbres que cualquier persona trabajando de forma independiente.
Entonces eso lo que requiere es más planificación, siempre tratando de buscar esa estabilidad para poder planificar nuestra vida. Otra de la grandes diferencias con cualquier trabajo en relación de dependencia, es que esa persona como trabajador no se tiene que preocupar porque su pago a fin de mes esté. Nosotros, al tener el poder de decisión sobre todo, también tenemos que planificar y pensar todo el tiempo que va a pasar de acá al mes que viene o al año que viene. Me parece que en este contexto se hace mucho más vertiginoso todo.
GB- Por ejemplo, una cosa que surge como limitación es que tenemos muchos casos en donde queremos trabajar con un tipo de cliente que no puede gastar la plata que nosotros necesitamos cobrar por ese esfuerzo para ser rentables. Un sistema que nos funciona es decir “a tantas horas de trabajo estimamos tanta plata”.
Por eso una de la iniciativas que tenemos pendientes, es tener un espacio para trabajar esos proyectos, financiado por un margen de rentabilidad generado por otros proyectos. De esa manera podríamos dedicar un tiempo a trabajos así, que queremos potenciar porque consideramos valiosos.
-¿Tienen relación con iniciativas similares?
AS- Nosotros desde el comienzo formamos partes de redes, federaciones que nos hacen vincularnos con otros espacios cooperativos.
En un primer momento estuvimos en Red Colmena que era una red nacional, con “coopes” de todo el país. Después, hace poco, empezamos a estar con FACTTIC que es una Federación de Cooperativas de Tecnología y Conocimiento. Quizás nosotros no entramos tanto en la parte de tecnología entendida como la mayoría la entiende -que es de programación dura e inentendible-, pero si entramos en la parte de conocimiento y medio que somos la “oveja negra diseñadora” (risas) de la Federación pero también rompemos el esquema.
DA- Hay como una visión de los programadores, como “bueno, ustedes ponen los colores y nosotros hacemos el trabajo duro”.
AS- Intentamos romper un poco con eso, pero sí nos vinculamos más con ellos en cuanto a la formación como cooperativa profesional, que trabaja todos los días en un espacio de trabajo, que con las cooperativas de otras redes, en las que quizás los asociados no viven de la cooperativa, dónde tienen otros trabajos y por ende otras problemáticas.
Cuando vos trabajas de lunes a viernes en un mismo espacio te vinculás con tus compañeros de otra forma.
GB- Si acá no cobramos no podemos resolver cosas básicas de la vida. Todos nosotros, desde hace ya un tiempo, por fortuna vivimos exclusivamente de la cooperativa.
-¿Tienen un modelo de negocio definido? ¿ Cómo manejan los ingresos y las estrategias que tienen con cada cliente? ¿Lo tienen armado entre todos o hay alguien que lo maneja?
AS- Lo fuimos construyendo colectivamente. En algún momento quisimos armar una estrategia de comercialización y nos vinieron a ayudar unas chicas de la Universidad Sarmiento con un proyecto de SPU que es la Secretaria de Políticas Universitarias, con ellas estuvimos trabajando mucho y en un tarifario, donde tomamos nota de todas las acciones que incluye cada uno de los servicios que más vendemos.
Eso fue muy complejo e implicó darnos cuenta que todos estábamos implicados en cada uno de esos servicios. Porque no solo es el diseño también una cuestión de gestión de la factura, del trabajo terminado.
Por un lado tenemos ese tarifario y los presupuestos intentamos charlarlos entre todos y consultar, si mismo tiempo siempre son conversados con los clientes y esa es otra característica que tenemos como cooperativa, en nuestro trato siempre priorizamos el vínculo humano con las personas que estamos trabajando.
GB- Pensando un poco en los términos tradicionales, el tarifario en un principio tenía categorías de clientes ABC y después incluía niveles de profundización de diseño, animación, fotografía, etc. Eliminamos los niveles más bajos porque estábamos en la búsqueda de cierto piso de calidad gráfica que demanda muchas horas de trabajo.
DA- No se puede trabajar a media máquina. Era como “che, no le pongas tantas horas a eso” y después resulta que le terminas dedicando más horas para pulirlo.
AS- Ese modelo no nos funcionaba y también fue un proceso de construcción colectiva en donde nos fuimos dando cuenta donde nos sentimos más cómodos. A veces el mercado te impone cosas en donde decís “bueno, tenés que hacerlo así porque sino no comés” y nosotros fuimos diciendo “No, bueno, no tenemos por qué hacerlo así”.
GB- Sí, era como una lógica de producción industrial, como fordistas , que querés aplicarlo pero no podés. Añadimos a los presupuestos algunas horas para incluir tiempo de investigación.
-Pensando un poco la comunicación interna y externa de ustedes ¿tienen algún tipo de plan? Más allá del que tienen con el cliente…
AS- Venimos trabajando en nuestra comunicación, además de la asambleas, tenemos un plenario anual en donde trabajamos los objetivos que tenemos a lo largo del año. En ese plenario uno de los objetivos era trabajar nuestra comunicación, porque sentimos que debemos reforzar nuestra estrategia, en este contexto sucede que lo urgente son los clientes.
Hicimos mil planificaciones y las fuimos modificando porque no nos convencían. Llegamos a una pero lo que sucedió es que tuvimos un problema técnico muy grande, perdimos toda la información que teníamos de años en un sistema de discos rígidos, eso atrasó todo pero seguimos trabajando para que nuestra comunicación sea coherente con lo que hacemos y pensamos.
-Hay algo que observamos en muchas de estas iniciativas no tienen definidas sus estrategias de comunicación, ¿por qué consideran que eso sucede?
AS- Nosotros tenemos una ponencia sobre esto. Venimos trabajando en talleres con cooperativas y viendo cómo tiene que ser esa construcción de comunicación cooperativa. Lo que se trabajó ahí fueron dos ejes importantes, uno es mostrar la línea política de cooperativa como agrupación en donde todos decidimos, donde se juegan un montón de cuestiones que no se dan en una empresa tradicional y por otro lado el eje comercial. Un eje no puede ir sin el otro. Claramente la pata política es la que más visibilidad tiene, la pata comercial es la que más relegada está dentro del mundo cooperativo. Nosotros siempre invitamos a apropiarnos de las herramientas que nos da el marketing y el capitalismo para usarlas para el bien.
Y en relación a nuestra comunicación, nosotros si tenemos una estrategia armada que tiene objetivos claros de comunicación que están vinculados a cómo nos gusta mostrarnos a hacia afuera, y ahí están todos los trabajos que están vinculados con cooperativas, con congresos, con las capacitaciones que hacemos, mostrar los resultados que nos dan satisfacción. Porque poder ser nuestros propios jefes, es eso, mostrar las cosas que nos hacen bien a nosotros mismos.
GB- En general es un lugar común, pero entiendo que atraviesa a todos los diseñadores el portfolio que nunca se publica, el sitio que se ve como querés pero también porque se busca una cosa idealizada pero que no es real.
AS- Hace poco nos pasó que decidimos ir todos a un congreso de la Universidad Nacional de Quilmes y presentamos dos ponencias, una sobre un desarrollo de marca que hicimos con la universidad y otra relacionada con comunicación cooperativa y cuando llegamos miramos alrededor y estaba lleno de piezas que habíamos desarrollado nosotros. Una organización, a la que le habíamos hecho la identidad, vino a mostrarnos su tarjeta. Esas cosas a mi me llenan de orgullo, las vemos materializadas. Todo el mundo venía y nos decía “ustedes son El Maizal, ustedes son re profesionales” y nosotros no nos damos cuenta de eso. A veces estamos muy en la crítica.
GB- Sí, trabajamos un montón esto del debate y empezamos a analizar por qué lo contamos de tal manera, y toda esa rosca. Por ejemplo, en el sitio decimos que ofrecemos marketing digital y es algo que siempre charlamos, porque en un momento nos dimos cuenta que el marketing tradicional tiene prácticas y connotaciones asociadas a venta agresiva. Entonces decidimos dejar de llamarlo así y llamarlo comunicación digital que tiene más que ver con nuestra mirada, significa humanizar los conceptos y acercarlos a nuestros valores.
-¿Cuáles son los planes que tienen a futuro con la cooperativa?
AS- Fomentar el cooperativismo en todos los ámbitos, porque estamos convencidos que la forma de organización cooperativa garantiza formas más humanas, igualitarias y dignas de relacionarnos con el trabajo. Obvio que también queremos lograr estabilidad económica para que nos dé lugar a hacer otro tipo de proyecto que nosotros nos gusten, pero siempre fomentando el cooperativismo y los valores que para nosotros son centrales.
GB- Nos gustaría poder aportar más activamente en campañas que nos interesan desde nuestra mirada del diseño y la comunicación.
Si querés saber más sobre El Maizal Cooperativa, podés visitar su página web, su perfil de Linkedin o Instagram.
También te recordamos que se pueden ver frases de esta entrevista en el perfil de Ig de este proyecto.